Han pasado unas horas desde que don Alonso, al que llaman la Gala de Medina, se quedó prendado de una joven que ocultaba su identidad. Basta ver su rostro para saber quién era esa mujer que le hizo perderse en el amor por completo. El camino hasta conseguirla es una carrera de obstáculos, complicada. Ella lleva dos años comprometida con otro hombre, que se convertirá en su mayor rival y le obstaculizará el camino: engaños, desdenes y afrentas se interponen en el camino de estos dos amantes, que están separados por rejas que enmarcan y dividen sus encuentros.
Sombras le avisaban
que no saliera al caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
La pureza del texto del Siglo de Oro brilla en nuestros tiempos. Sin perder la grandeza del mismo, se han eliminado desde la dramaturgia las alusiones religiosas, adaptando los significados al contexto actual y al sentido de las palabras y las expresiones. Los personajes están construidos como personajes que se reconocen en nuestros tiempos, desde la profundidad y la ironía. Nos encontramos con unos individuos contemporáneos en espacios cercanos a nuestros días, con un vestuario de nuestra época, sumado a la grandeza de su habla: el verso. El lenguaje suena en su máxima expresión, respetando la convención, tanto en su forma como en su contenido, sin intentar romperlo ni prosificarlo sino manteniendo su esencia a través del cuidado interpretativo de los actores.
Al término de la función se servirá un aperitivo compartido con el elenco actoral.