Se ha dicho de ella que es la comedia de enredo más perfecta del Siglo de Oro, capaz de mostrar una faceta primordial del teatro clásico de la que se ha hablado menos: su decidida intención de divertir y su poderosa capacidad de conseguirlo. Tirso de Molina juega con todas las posibilidades de la comedia al más puro estilo de Lope de Vega, añadiendo pinceladas a los personajes para dotarlos de complejidad. Comedia total, en la que el engaño, el disfraz, la maraña de conflictos provocada por la protagonista, denotan un exquisito tacto a la hora de componer la trama. Su triunfo final es el triunfo de las mujeres.