El rey Lear es, sin lugar a duda, una de las obras más importantes de William Shakespeare. A lo largo de los años ha sido considerada casi irrepresentable por parte de la crítica, debido a su magnitud y profundidad, que roza lo imposible. Por momentos cruel, por momentos cómica, y casi siempre grotesca, transita del nihilismo más desgarrado a la esperanza, en un abrir y cerrar de ojos. Sus pinceladas apocalípticas y sus trazos oscuros la convierten en una obra de rabiosa actualidad. De alguna manera, el texto del dramaturgo inglés, es como un astro que se aleja en el tiempo, irradiando una luz que pretende llegar hasta nosotros y cuando no lo consigue, en esa penumbra, es donde el contemporáneo debe poner la mirada. En esta obra subyace una reflexión sobre la vejez que a grandes rasgos podría plantearse desde dos perspectivas clásicas. Por un lado, San Agustín afirma la herencia estoica de la visión de la vejez, que la concibe como la edad del equilibrio emocional y de la liberación de la sujeción a los placeres mundanos, mientras que, por otro, Santo Tomás de Aquino se sitúa en la tradición aristotélica, asumiendo la idea de la vejez como una etapa de decadencia. Al igual que en Hamlet, la locura será catalizadora para llegar a una auténtica comprensión del mundo. La locura del rey es un rechazo a las apariencias. Algo parecido ocurre con Gloucester al que le sacan los ojos, ya que las parábolas de los ciegos son clarividentes y los locos siempre dicen la verdad. Lear descubre lo que no hubiese podido revelar en su estado de conciencia. Adquiere la naturaleza del bufón para desacralizar el supuesto orden del mundo y su propio poder jerárquico. El rey Lear constituye un tratado en toda regla sobre el binomio cultura-naturaleza. En esta perfecta armonía entre lo natural y lo cultural se desencadena esta tragedia de infidelidades, traiciones, codicias y asesinatos, apuntando una vez más a la familia como ese epicentro de destrucción total. Unos seres a la deriva incapaces de controlar su propio destino, dominados por pasiones negativas.