En aquella sociedad, que una mujer escribiera era, de por sí, una audacia. Teresa de Jesús aparece en constante refriega contra los ortodoxos (Inquisición, confesores, letrados...) y se opone al concepto de honra como un sistema que ahoga a los excluidos (mujeres, conversos, labriegos, pobres...). En Teresa, corporeidad y afectividad van unidas: «Oscura fe que abrasa con su luz la oscura carne». Tras una terrible enfermedad que la lleva a las puertas de la muerte, y de la cual regresa, comienza la representación como un renacimiento, andando a gatas.
La obra no pretende hacer una biografía de Teresa de Jesús sino resaltar aquellos pasajes de su vida que descubren su persona, su optimismo y tenacidad. De esta forma, el texto, la música y la luz, ilustran este descubrimiento vitalista que es acompañado por seis actores en escena, en cuatro representaciones contextualizadas en la época actual, que nos desvelan el periplo vital de Teresa: un ser humano, una mujer, en continua pelea consigo misma en una sociedad monolítica y jerarquizada.