San Juan de la Cruz es la combinación armoniosa de una cultura exquisita, refinada sensibilidad y el espíritu libre de un "Pastor" que se abre paso en el mundo como un rayo de luz entre tinieblas. He visto a San Juan como un patio donde los ángeles labran sus sueños jugando con Juanito, que es un niño. El niño cae en un pozo y contempla en la oscuridad la pequeña burbuja de su ser flotando en Dios que es la Madre. Eso es lo que yo he visto. Mi sueño. Los que hacemos teatro y tenemos que vivir del teatro debemos dirigirnos al centro del espectador que es un niño (Pedrito, Juanito, Pablito), un lugar donde el Pastor y el imponente erudito, el ama de casa y el taxista pueden ser uno y lo mismo. En una palabra: buscamos el consenso metafísico. ¡Joder que gente somos y que poco se nos aprecia! Venga, juguemos ahora con S. Juan que es Juanito, un sufí del Islam, que con los persas y los árabes vino al Occidente y por algún lado lo mamó S. Juan. Yoga de la India milenaria: amor, aliento, esencia, le han dicho muchas cosas... !Qué más da! La danza cósmica del Poder Omnipresente se expresa en todas las lenguas.
¡Pues vamos a bailar!
Oigo ya el violín del gran maestro Alejano. Vengan todos a gozar. Será la música el eterno verbo de un niño que es poeta: el divino S. Juan.
No se lo pierdan señores: ¡Un fraile Carmelita! Pasen y vean amigos: ¡es un fraile que levita! Vengan todos a gozar.
Rafael Álvarez “El Brujo”
Fotografía: Fran Ferrer Regidor: Juan Bastida Vestuario: Talleres Moustellier Director musical: Javier Alejano Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho Escenografía: Equipo Escenográfico PEB Diseño gráfico: H&R Producción: Herminia Pascual Jefe técnico: Oscar Adiego Distribución: Gestión y Producción Bakty, S.L.